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miércoles, 5 de agosto de 2015

NO HAY EXCUSAS


Nunca de puntillas. Corre por la vida clavando punta y tacón. Siempre. Haz ruido. Mucho ruido. El mundo es de los ruidosos. Esto me lo dijo mi hermano, y no le falta razón. El cauteloso, sigiloso y por ende, miedoso, me da pereza. La vida está para los osados, los que arriesgan, y los que hacen un all in con dos reyes de mano y un as en la mesa jugando al póker. 

Estar subordinado al ayer es renunciar al mañana. La excusa más generalizada por la cual la gente no corre, es porque dice que se cansa rápido. ¿No pretenderás hacer un maratón sin haber tenido mil fatigas antes? Steve Jobs fracasó muchas veces antes de fundar esa PYME llama Apple. Afortunadamente no cejó en su empeño tras arruinarse por décima vez. Si ayer no pudiste, no quiere decir que ahora no puedas. Quizás ahora no puedas ni con 3 kilómetros, pero si te empeñas algún día podrás correr 20.

El fragor del éxito es proporcional al esfuerzo puesto. Las conquistas fáciles son efímeras. Perdura aquello que ha costado y nos ha expoleado al máximo.

La vanidad nos aleja del sentido de las proporciones. Con la humildad por bandera y la arrogancia por defenestre,  No es más el que corre un maratón en menos de 3 horas que el que lleva el resuello de mochila durante una carrera de 4 kilómetros. 

Demasiado mayor? Si alguien ha visto Terminator Génesis, conocerá la frase del bueno de Arnold Schwarzenegger que dice “ No estoy obsoleto, solo viejo”. Porque la vejez indica que has vivido; la obsolescencia que no te has renovado. Quizás pasen los años y pensarás que tus piernas, que se han forjado, o están por forjar, a base de zancadas, han envejecido y que ya no serás capaz de hacer las marcas de tu juventud, pero es más constructivo pensar que tu cabeza ha adquirido la inteligencia y conocimiento viendo y viviendo lo que en tus inicios era una quimera. 

Uno de los motivos de la displicencia humana es que nos conformamos con lo que necesitamos en vez de luchar por lo que nos merecemos. No hemos venido a a este mundo a sobrevivir, sino a vivir. Imponte la necesidad de hacer algo grande, y lo que más a mano tienes es correr una distancia que nunca has hecho, o en un tiempo que nunca has conseguido o en un terreno cuya sinuosidad no has experimentado. 

Simplificando, te aconsejo que corras en general.  
Corre porque nunca lo has hecho; 
Corre porque el dorsal de la carrera es la materialización de la satisfacción intangible de cruzar la meta; 
Corre porque valorarás que llevó a esa persona a correr y como lo consiguió, más allá de si entró delante o detrás tuyo; 
Corre porque te demostrarás a ti mismo que no estás tan viejo. 
Corre y consigue cruzar la meta por aquellos que te dijeron que no lo conseguirías y brinda por ellos 

Hay mil motivos, busca el tuyo. 

Un buen comienzo puede ser, venirte este sábado a Olmos de Esgueva (Valladolid) a correr por una buena causa:










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