Einstein en su teoría especial de la relatividad dijo que un reloj en movimiento va más lento que uno en estático. Físicos alemanes, a través del acelerador de partículas suizo afirman que una persona montada en un cohete en continuo movimiento envejecería más lentamente que una persona de la tierra. Tus zapatillas son ese cohete que nos permite estar en todo momento en movimiento manteniendo la bisoñez de un niño.
Defiendo el que corre en grupo para mantener esa comparativa fisionómica, de fuerza y de aptitudes con el que lo hace a su lado y que se traducen en motivación. Pero el que mejor me va es el simple y sencillo, cuya única guerra es con tu soledad y tus piernas, sin florituras y aspavientos, el que da la razón a Einstein, y convierte el tiempo en infinito y los momentos, únicos.
Me gusta el correr por convicción sin necesidad de tener que convencer, manteniendo la compostura sin impostura, el que a veces me lleva al límite de la pájara con el ácido láctico pidiendo auxilio en las caderas, cadenas en los pies y pesas en las piernas, pero libertad en los pasos.
Nunca mil sinsabores merecieron tanto la pena por un solo triunfo.
El correr está de moda; pero el estar de moda, no hará que pase de moda (valga la redundancia), porque el correr desde la época de las cavernas es consustancial al instinto humano, es atemporal y perdurará aunque la gente se canse de correr; fue ayer, es hoy y sin duda, será mañana. No nos preguntemos por qué empezamos a correr, sino que seguimos haciéndolo.
Pero sin pasar de moda llegará un día, esperemos que tarde mucho, en que no seamos tantos en las carreras, y en vez de pensar que en un ahora futuro somos pocos, es conveniente pensar que un dia fuimos muchos los que corrimos empécinadamente en nuestras pretensiones y dúctilmente en nuestros motivos, en absoluto cerriles en nuestra visión y método.
El próximo domingo 3 de abril acompañaré a alguien en sus primeros 21km, la del ASICS Medio Maratón de Madrid, que casualmente fue testigo hace 5 años de mi debut en la distancia, y aunque yo lleve ya muchas, su ilusión se convierte en la mia. Cada vez que tengo la suerte de vivir algo así, siento que estoy haciendo algo por primera vez, situación que no debemos de dejar de vivir nunca.
Defiendo el que corre en grupo para mantener esa comparativa fisionómica, de fuerza y de aptitudes con el que lo hace a su lado y que se traducen en motivación. Pero el que mejor me va es el simple y sencillo, cuya única guerra es con tu soledad y tus piernas, sin florituras y aspavientos, el que da la razón a Einstein, y convierte el tiempo en infinito y los momentos, únicos.
Me gusta el correr por convicción sin necesidad de tener que convencer, manteniendo la compostura sin impostura, el que a veces me lleva al límite de la pájara con el ácido láctico pidiendo auxilio en las caderas, cadenas en los pies y pesas en las piernas, pero libertad en los pasos.
Nunca mil sinsabores merecieron tanto la pena por un solo triunfo.
El correr está de moda; pero el estar de moda, no hará que pase de moda (valga la redundancia), porque el correr desde la época de las cavernas es consustancial al instinto humano, es atemporal y perdurará aunque la gente se canse de correr; fue ayer, es hoy y sin duda, será mañana. No nos preguntemos por qué empezamos a correr, sino que seguimos haciéndolo.
Pero sin pasar de moda llegará un día, esperemos que tarde mucho, en que no seamos tantos en las carreras, y en vez de pensar que en un ahora futuro somos pocos, es conveniente pensar que un dia fuimos muchos los que corrimos empécinadamente en nuestras pretensiones y dúctilmente en nuestros motivos, en absoluto cerriles en nuestra visión y método.
El próximo domingo 3 de abril acompañaré a alguien en sus primeros 21km, la del ASICS Medio Maratón de Madrid, que casualmente fue testigo hace 5 años de mi debut en la distancia, y aunque yo lleve ya muchas, su ilusión se convierte en la mia. Cada vez que tengo la suerte de vivir algo así, siento que estoy haciendo algo por primera vez, situación que no debemos de dejar de vivir nunca.
